
En "La Búsqueda Intermitente" puede encontrarse nuevamente esta crisis relacionadas a sus creencias y a lo que debería ser, lo que da a conocer la genialidad de un escritor que nunca se detuvo y continuó explorando en la literatura hasta el final. Descubrió por sí mismo en su diario que el teatro que el llamó absurdo, es en realidad un reflejo de la naturaleza humana.
"Eugène Ionesco fue un hombre que creyó estar perdido en sus pensamientos, cuando el verdadero camino estaba frente a él, ya escrito por él mismo con tinta en un trozo de papel".